miércoles, 17 de septiembre de 2008

La distancia fomenta el olvido

En su día comprobé algo que siempre había negado y es el hecho de que un simple polvo, o dos, o tres, o tres en una misma tarde, podían cambiar tu forma de pensar. Siempre fui de los que no entendía a la gente (siempre mujeres) que decía eso de -Yo no engaño a mi pareja porque si me acuesto con un tío aunque sea sólo una vez tengo miedo de pillarme- Siempre pensaba -¿Cómo es posible que un único polvo sea capaz de tirar por tierra una relación feliz en la que todo es perfecto?- Pues bien, he de decir que ahora entiendo en parte ese sentimiento. No me ha llegado a pasar pero estas veces que me he acostado con mi amante, con quien jamás he pensado ni pienso ahora llegar a más, algo se me a encendido dentro y no es, ni mucho menos, un atisbo de dudar de mi relación actual, para nada, de verdad. Es "algo". Es haberme acostado con ella. Es haber disfrutado tanto del sexo con ella, por supuesto. Es haberme sentido tan vivo, y ésto conlleva el haberme sentido también tan malo y traicionero. Pero realmente me ha dado algo que mi mujer no podría por el mero hecho de no poder ser mi mujer y mi amante a la vez.

Ahora ella lleva una semana de vacaciones y le queda al menos otra y tal y como llegaron esos extraños y tristes sentimientos, se han ido y me vuelvo a sentir fantásticamente. De lo cual saco la lectura de que la distancia, ya sea en el espacio o el tiempo, fomenta el olvido. No sé si alguna vez el peligro estuvo aquí, creo que para nada, pero si fue así, sin duda pasó y sin duda volverá a pasar si se repiten los mismos hechos. Espero seguir acostándome con ella y espero a volver a sentirme raro y traicionero porque sé que en unos días de desconexión todo volverá a ser tan maravilloso como lo es ahora. Amo y no he dejado de amar ni un minuto a mi mujer. Y eso nunca cambiará.

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